Final
El borde de la sombra nunca está en el borde.
El momento para contemplar el final es antes del final.
A este año le quedan cinco días. Habrá un final. Y habrá un nuevo comienzo. Eso es el Tao.
Si
observas un florero cerca de la ventana y examinas qué lo hace parecer
redondo, verás una sombra. Es el borde de la sombra. Es la sombra más
oscura en esa cara. No está nunca en el borde: la principal fuente de
luz alcanza el florero de un lado, y la luz reflejada viene del otro.
Del
mismo modo en que el borde de la sombra que establece la redondez de un
objeto ante nuestros ojos nunca está en el borde, así también
deberíamos considerar los límites y los finales antes de alcanzarlos. No
podemos estar sin límites y finales. Le dan definición a nuestros
esfuerzos. Pero si hemos de sacarles provecho, tenemos que planear cómo
los enfrentaremos. Para quienes siguen el Tao, aquellos que pueden
acomodar los finales con gracia están entre los más admirados.
En
el pasado, emperadores, escolásticos, santos, y otros en completa
sintonía consigo mismos, podían conocer el momento de sus muertes.
Mientras estaban todavía vitales, escribían poemas de despedida. Tales
personas sabían cómo considerar los finales antes de alcanzarlos. Por
eso no habían remordimientos ni persistentes ramificaciones una vez que partían. La pureza del próximo ciclo estaba asegurada.
Autor: Deng Ming-Dao: "365 Meditaciones Tao". pagina de facebook del autor
Enlace original: Karin Usach
Autorizada por Karin Usach la publicación de la traducción en este blog.
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