Invierno
Un indigente muere en la cuneta.
Un árbol se resquebraja con el frío:
Un sonido espeluznante.
En
el solsticio de invierno, el día es el más corto de todos y la noche es
la más larga. También puede ser el momento de un frío cortante. El
viento sopla con glacial ferocidad, cortándolo todo ante sí. La nieve y
el hielo se vuelven letales. Quienes no tienen un hogar mueren
expuestos. Incluso el más impresionante de los árboles puede rajarse por
una caída de la temperatura.
El sonido de un árbol partiéndose es una súbita bofetada.
Los
horrores, las tragedias que trae este nadir! El invierno tortura al
mundo con un látigo helado, y los débiles son suelo bajo sus glaciales
tacones. A veces, incluso ni nos atrevemos a lamentarnos por quienes
murieron en el violento ataque del invierno, por miedo a que las
lágrimas se nos congelen sobre las mejillas. Pero vemos, y oímos.
Acurrucándonos más cerca del fuego, juramos sobrevivir.
No
importa qué tanto seamos afectados por la desgracia, debemos recordar
que esta es la parte más baja de la vuelta de la rueda. Las cosas no
pueden descender para siempre. Hay límites para todo –incluso para el
frío, y para la oscuridad, y para el viento, y para la muerte.
Lo
llaman el primer día del invierno, pero en realidad es el comienzo de
la muerte del invierno. Desde este día en adelante, podemos esperar
anhelantes el que se ponga más cálido y luminoso.
Autor: Deng Ming-Dao: "365 Meditaciones Tao". pagina de facebook del autor
Enlace original: Karin Usach
Autorizada por Karin Usach la publicación de la traducción en este blog.
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