Cucharón
Cucharón de bambú, cuenco de granito.
Corteza de hielo sobre el entintado embalse.
La luna resplandece en el cuenco
Hasta que la plenitud se escurre.
Algunas
personas son como cucharones. No importa qué traten de recoger, termina
escurriéndoseles otra vez. Para ese tipo de personas es extremadamente
difícil acumular algo en la vida.
Si
tú eres como un cucharón, aún mayor razón para concentrarte en los
recursos que tienes. La pobreza de cualquier clase no necesita ser un
elemento disuasivo si sabes cómo utilizar la riqueza que posees. Debes
abrazar tu destino, trabajar con él, y aprovecharlo.
En
última instancia, no podemos asir realmente nada de forma permanente en
la vida. Nacemos desnudos, morimos desnudos, y a decir verdad vivimos
desnudos. A lo que le tomamos gusto –nuestra ropa, nuestra riqueza,
nuestras relaciones- es todo externo a nosotros. Nos es fácilmente
arrebatado por una golpiza del destino.
Tratamos
de internalizar nuestras experiencias y nuestro entendimiento. Incluso
eso podemos perderlo por estrés, senilidad, una memoria pobre,
pensamiento desorganizado, drogas o un shock. Verdaderamente, todos
somos cucharones. Lo poco que la vida nos ofrece gotea escurríendose.
Quizás
incluso la más pobre de las situaciones es rica, porque toda la
futilidad de la vida nos lleva a abrazar el Tao. Después de todo, es
mayor que todos los infinitos y más sutil que la menor de las briznas.
Sentirlo requiere de gran fortaleza. Notarlo requiere de la delicadeza
de una libélula. Cuando te canses de aferrarte a la vida, encontrarás
los medios para entrar en el Tao.
Autor: Deng Ming-Dao: "365 Meditaciones Tao". pagina de facebook del autor
Enlace original: Karin Usach
Autorizada por Karin Usach la publicación de la traducción en este blog.
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