Hay maneras de regular nuestras emociones. Dirigir los pensamientos, estimular las "emociones positivas", regular la respiración y la tensión justa, sacar las energías estancadas en las fascias que nos comprimen y predisponen nuestro carácter, etc...Sin embargo si queremos una transformación perdurable debemos desarrollar una nueva relación con nosotros mismos basada en la transparencia y la sinceridad.
El qi gong intenta ser una herramienta que nos ayude a tener ese contacto más íntimo. Lo principal es poder ir accediendo paulatinamente de forma compasiva a aquello que nos provoca esas emociones limitadoras. No podemos huir, no si queremos una vida realmente plena y feliz, aunque no siempre podemos llegar fácilmente. Hay que tener paciencia y fortalecernos, fortalecer el Qi y la presencia que nos acerca a esa fuerza interior que por su naturaleza amoroso y no excluyente termina por aceptar todo con alegría y sabiduría.
La única solución completa para aquello que nos da miedo y nos produce ansiedad es integrarlo, aceptarlo y afrontarlo. Es solo que a veces no sabemos que hay que integrar o aceptar porque el ego lo deforma todo para evitar sentir. Por eso cuesta tanto, por eso hay que tener paciencia.
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