Desastre
Noche negra y muda,
Fuego repentino.
Destrucción.
El
desastre golpea en su propio momento. Es tan aplastante que no podemos
hacer otra cosa que aceptarlo. Altera el curso de nuestros días, nuestro
trabajo, nuestro pensamiento mismo. Aunque es tentador resentir el
desastre, no es muy útil hacerlo. No podemos decir que el desastre actuó
con malicia contra nosotros, aunque pueda haber sido mortal, y es
difícil decir que ha “arruinado” nuestros planes: De un golpe cambia las
bases mismas del día.
El
desastre es natural. No es la maldición de los dioses, no es un
castigo. El desastre resulta de la interacción de fuerzas: el terremoto
de las presiones en la tierra, el huracán del viento y la lluvia,
incluso el fuego accidental producido por una chispa. Nos urge preguntar
“¿Por Qué?” en la estela de un gran desastre, pero no debemos dejar que
la superstición interfiera con la aceptación desapasionada. No hay
ningún dios enviándonos destrucción.
Los
desastres pueden cambiarnos profundamente, pero pasarán. Debemos ser
fieles a nuestras más profundas convicciones y recordar nuestras metas.
El que permanezcamos cenizas o nos convirtamos en el fénix depende de
nosotros.
Autor: Deng Ming-Dao: "365 Meditaciones Tao". pagina de facebook del autor
Enlace original: Karin Usach
Autorizada por Karin Usach la publicación de la traducción en este blog.
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