Por Rebecca MacSween
La habilidad para alternar entre estados de calma y estados activos en respuesta a nuestro
entorno interno y externo es parte del acto de equilibrio llamado autorregulación. En el
contexto de un enfoque terapéutico, la autorregulación se considera tanto un proceso
subconsciente como una habilidad que mediamos conscientemente.
Por ejemplo, ante una amenaza nuestro cuerpo se tensa. Esta respuesta de tensión es
puramente autonómica (reflejo subconsciente). Una vez transcurrido el evento o cuando el
nivel de amenaza disminuye, podemos regresar a un estado más relajado mediante una
combinación de actividad consciente y autonómica. Este ciclo es parte del proceso de la
autorregulación. Es interesante notar cómo en estas respuestas reflejas es nuestro cuerpo
el que percibe la situación como segura o peligrosa antes de que lo haga nuestra mente
consciente. Esto ocurre mediante un proceso de neurocepción*.
La autorregulación es una habilidad que
desarrollamos. De pequeños necesitamos ayuda,
por ejemplo, para conciliar el sueño, recuperarnos
tras un disgusto, etc. De hecho, este aprendizaje
se inicia a partir de la concepción. Aprendemos
cómo hacerlo a través del ejemplo que
proporcionan nuestros cuidadores principales,
para responder ante el estrés o la amenaza y con
qué facilidad o no son capaces de regresar a un
estado de calma. Se convierten efectivamente en
nuestro ‘sistema nervioso auxiliar’. Por ejemplo,
¿nos transmiten el mensaje que las emociones deben ser controladas? ¿Cómo expresan el
miedo? ¿Son capaces de manifestar emociones fuertes y luego recuperarse? ¿Tienen la
capacidad de tomar pausas y asentarse cuando comienzan a sentirse agobiados? ¿Saben
cómo relajarse? ¿Es seguro presentar emociones como tristeza, ira, etc? Sean cuáles sean
sus respuestas internas, nos basamos en ellas como parte natural de nuestro desarrollo .
Dependemos de las respuestas emocionales y físicas de nuestros cuidadores principales, y
no de sus palabras, para mostrarnos qué es seguro y qué no lo es, y cómo hacer frente
tanto a retos como amenazas.
Empleando conciencia en la etapa adulta, es posible cultivar respuestas más fluidas y
flexibles a los entornos internos y externos e incrementar nuestra capacidad para la
autorregulación. Si por alguna razón hemos desarrollado una respuesta habitual que nos
mantiene en un estado elevado de vigilancia y tensión, será posible recuperar la gama
completa de expresión de nuestro sistema nervioso. Los beneficios incluyen un aumento del
temple emocional, más flexibilidad mental, y capacidad para el reposo y afincarse en el
presente. Estos tres aspectos (temple emocional, flexibilidad mental/actitudinal, y presencia)
crean un entorno favorable para relacionarse con los demás y con nosotros mismos.
En nuestra práctica del trabajo con bebés y
niños debemos primero abordar el rango de
respuesta de los padres. Mientras
ayudamos al padre a alcanzar un estado de
mayores recursos, el niño absorbe la
transformación que tiene lugar en el
sistema de su progenitor. El niño
literalmente aprende, momento a momento,
mediante la transformación que tiene lugar
en el sistema nervioso de su figura de
apego. Este proceso diádico se conoce
también como ‘regulación relacional’.
Una conexión consciente con las sensaciones corporales es clave para recuperar una
expresión plena y flexible del sistema nervioso. Las sensaciones marcan el camino hacia
dónde el cuerpo debe ir para hallar su equilibrio. Como terapeutas, a través de una
combinación de habilidades manuales y de escucha, facilitamos el paso del cuerpo/mente a
través de estados cíclicos de alerta y relajación a la vez que el sistema nervioso encuentra
su camino hacia un estado de mayores recursos.
La autorregulación, a veces conocido como ‘equilibrio dinámico’, es un aspecto importante
para el bienestar. Si se le presenta la oportunidad, en un entorno respetuoso, el cuerpo
sabe cómo hallar un estado relajado, de mayores recursos a la vez que se mantiene
dinámicamente receptivo.
Neurocepción, un término acuñado por Stephen Porges que describe cómo, a nivel
subconsciente, los circuitos neurales discriminan entre situaciones o personas seguras,
peligrosas o si suponen una amenaza para la propia vida
Enlaces originales: implicitmovement.com
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